¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de una organización?¿Qué imágenes vienen a nuestra mente cuando decimos “organización”? ¿Una empresa, una escuela, una fábrica, una institución…?
¿Lo relacionamos directamente con el trabajo? ¿O lo extendemos a otros aspectos de la vida? Si nos detenemos un instante a observar, veremos que vivimos inmersos en numerosos sistemas y organizaciones cada día de nuestras vidas. Empezando por nuestro cuerpo, nuestro hogar, la rutina, el trabajo, las rutinas de los hijos, el deporte, ¡y hasta cada una de nuestras células!
El propósito de toda organización es realizar un trabajo/energía para transformar la realidad actual en una realidad mejor.
La organización, la empresa, la profesión y el trabajo están intercaladas con las grandes realizaciones de la vida. Son la vida misma. En ellas habita la supervivencia, la satisfacción de las necesidades cotidianas y el desarrollo personal, familiar y social.
Más allá de las características del propósito, las organizaciones están orientadas hacia la vida. En principio la supervivencia y vida de sus integrantes, pero también hacia la vida de la comunidad o parte de ella.
Los empleados sirven a la organización y la organización sirve a los empleados. Una vez logrado eso, entonces, sirven a los clientes.
Cada organización, en su propósito, está al servicio de la vida. Cuando, en su funcionamiento, el propósito y todo el funcionamiento rompe o se disocia de la vida, se generan perturbaciones, problemas y dificultades que pueden llevar a la muerte a la organización.
Un importante aspecto, en otra dimensión, es que las organizaciones son una Obra creadora, una creación humana como los son los hijos, las criaturas… Los hijos y las empresas son creaciones y proyectos de vida.
Toda interrupción de vida o hecho que atente contra la vida, incidirá en el funcionamiento de las organizaciones. Cada exclusión entorpecerá el funcionamiento hasta tanto sea reconocida.
Cada organización tiene que tener presente esta mirada sistémica para comprender los quiebres que no les permiten alcanzar los resultados tanto para colaboradores, para la empresa y las inversiones, ya que existen ordenes del éxito en dicha organización, del cual conversaremos en otra entrega.
MCOP Mónica Fronti